Y no, al principio no me enamore de ti sino de tus abrazos. Fuiste el
primero en abrazarme en ciertas ocasiones, cuando a lo que estaba acostumbrada
era a simplemente a huir. Fuiste el que me hizo llorar pero no paro de
abrazarme, como si así consiguieses hacerme sentir mejor cuanto eras tú el que
se había enfadado. Y por eso es, que no fue de ti de lo que primero tuve claro
que no podía perder. Era como si esos abrazos me obligasen a quedarme y a su
vez me hicieran escapar del mundo.
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