domingo, 27 de noviembre de 2011

Le fue inevitable cogerla cariño.

Sobre la repisa una colilla marcada de carmín, quizás sea el único recuerdo que le quede de ella, solía levantarse a mirar la inmensidad del mar desde esa ventana después de hacer el amor, dejando al aire iluminada por los pequeños rayos de sol del amanecer la perfecta curvatura de su espalda.. La última vez que la vio, tenía el pelo rizado y rubio en uno de esos días  de verano, observando el mar desde de allí como quien observaba a su amor  platónico dormir. Tantas veces se confió en que no la perdería que no se molesto ni en mantener el brillo de sus preciosos ojos verdes a su lado.  La cagó, cometió  quizás uno de los errores más grandes de su vida, ella no era el rollo de una noche ni siquiera el de sesenta y dos noches  veraniegas. Ella siempre fue especial, fue ella la que le acompaño durante casi 1095 noches y la dejo marchar, irse de su vida tal y como había llegado a ella hacia ya tanto tiempo. Solo que esta vez no iba a conseguir que la chica volviese a él.

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